Mundo Marungo

Ni parece que ya hace 28 años, aquella fatídica noche del 8 de diciembre de 1980, se chingaron al Jefe Lennon…

Yo entonces era un pibe de escasos 8 años y aun no prendía la bitlemanía en mí, pero recuerdo bien la noticia. Lo que sí recuerdo como si fuera ayer, yo hace 13 años sentado en mi mesa en lo que en aquel entonces era mi cuarto (ahora es el estudio de mi padre), escuchando un especial de los 15 años del asesinato en la hoy extinta Stereo Soul (que por cierto, debo tener aún grabado en cinta por ahí).

El asesino, un pobre desquiciado con la sangre de atole quien después de disparar 5 veces al cuerpo de Lennon, tranquilamente se sentó a leer una novela esperando que llegara la policía por él.

Hoy a 28 años y habiendo cumplido su condena hace 8, sigue siendo considerado como No apto para la sociedad y continúa preso. Creo que es mejor para él, ya que si lo llegan a soltar tendrian que asignarle guaruras. Con tanto loco fanatico que hay en los Estados Unidos, no creo que dure más de 24 horas con su integridad física intacta, o peor, con vida.

Al jefe Lennon, como buen admirador que soy de el y sus 3 compas greñudos, mis respetos. Ha de tar tocando la lira en alguna nube, o jugando con su compa George.

Un hombre de principios, preocupado por la humanidad, que paradójicamente no supo lidiar con sus propios dilemas existenciales y sus serios problemas para relacionarse, y que más de una vez renegó de su fama, pero por encima de todo, músico excepcional que no dudaba en expresar sus miedos, rencores, angustias y buenos sentimientos en cada rola que escribió, o co-escribió con el gran Paul.

Esta mañana en una de las acostumbradas charlas con el muso, me di cuenta de que este mes cumplo 20 años de admirar y ser beatlemaniaco de hueso coyoyayo.

Era 1987, contaba yo con 14 añitos, cuando mi prima Claudina vió una pelicula documental llamada «The complete Beatles». Gustosa como su servidor de la buena música, quedó impactada… tanto que, posteriormente al descubrir que su mamá tenía un viejo disco, la edición mexicana del soundtrack de A Hard Day’s Night, con un titulo pendejo asignado por Capitol de México «YEA YEA YEA!», procedió a mandarme una copia en cassette.

Lo escuché con atención. El sonido me era algo familiar ya que mi hermano habia tenido una breve epoca beatle y yo escuchaba junto con él el único disco que tenía.

Después tuve la suerte de encontrar el mentado documental en renta, y BOOM! … Quedé enganchado. Me impactó la variedad de estilos por los que pasaron, todos sin dejar de ser ellos mismos. Una verdadera mina de oro para quien, como yo, ávido de buena musica, y curioso hasta la pared de enfrente.

Hoy, a 20 años de haber empezado una incesante búsqueda de material, tanto de audio como de videos, libros, revistas, posters, etc., aún me siguen sorprendiendo, y aún sigo encontrando nuevos detalles en los discos que he escuchado y vuelto a escuchar hasta el cansancio.

¿Música comercial? Sin duda. Pero existe una gran diferencia entre la música comercial de ahora, y la que se hacia hace 40 años. Nadie puede negar (aunque se que habra un caon criticón oriundo de la Madre Patria que me chingará por esto), que The Beatles marcó una huella tanto en música como en la cultura occidental. Y todo eso, prácticamente sin querer, como suele suceder con los Grandes en todos los aspectos.

Quien traiga la música en las venas, y quiera adentrarse en ella, el colorido de los 13 albumes y varios singles de The Beatles es un inicio perfecto para ello.